A aquella que ya no soy
un poco más alegre.
He cogido las flores muertas
y las he regado.
Lo roto no sana
pero comienza.
He quemado con fuego la oscuridad,
con fiereza he sabido defender
todos los rincones de mi alma.
El bien y el mal no existían,
tuve que saber elegir
y te alejé de mi vida.
Qué pena que no seas una persona,
qué pena que el mundo sea así.
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